viernes, 9 de septiembre de 2011

Santander

Caminar bajo la lluvia,
sobre la acera mojada
y evitando los charcos.
Te acercas a la playa,
observas cómo la niebla
cubre todo y te impide ver
lo que tienes enfrente y alrededor.
Sin poder evitarlo
te aproximas
y llegas hasta el borde.
Te descalzas,
tus pies entran en contacto
con la fría y húmeda arena.
Caminas y ves
que vas dejando tras de ti
las huellas de por dónde has pasado
que con el tiempo se borrarán.
Asciendes a lo alto de las rocas
desde allí contemplas
a los valientes surfistas
enfrentarse al alterado mar,
a través de las olas.
Y te das cuenta,
aunque no salga el sol
puede ser un hermoso día
si sabes apreciar un bello paisaje.


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