martes, 14 de agosto de 2012

La Maga


Delicadamente coge la copa, llena de elixir de vida, moja sus labios en ella, sonríe a quien tiene delante y pasa la lengua humedeciendo sus labios, sensualmente.
  • ¿Qué es exactamente lo que quieres?
  • ¡Qué me ayudes! Lo necesito.
  • Bien, veremos qué se puede hacer contigo. Aunque noto un alto grado de desesperación en ti, será difícil.
  • Por favor... - llora.
  • Así vas mal, muy mal...
Ella se levanta de la mesa y le abandona. Él tira unos billetes para pagar la cuenta y sale corriendo, no puede perderla, es su única salvación.

***

Empezó como un juego, una simple ayuda a sus amigos. De la noche a la mañana se corrió la voz y acabaron llamándola “La Maga”. Valeria no tenía ni idea al principio de que aquello se acabaría convirtiendo en su gran negocio. Acudían pocas chicas a ella, básicamente hacía favores a los hombres a cambio de dinero, no, no era prostituta, era un ángel.
Una llamada de teléfono, concertaba una cita. Sabían de ella de oídas, lo que se comentaba por la calle, le decían. Pero era mentira, algún amigo de aquél chico había acudido a ella previamente. De primeras, se mostraban reacios a contar nada, pues ella rogaba mantener el secreto. Una simple táctica comercial, dile a alguien que bajo ninguna circunstancia cuente algo y no podrá callarse, salvo excepciones. Finalmente, no podían aguantar la presión y confesaban. Así formó una amplia clientela en poco tiempo.
Su labor consistía en hacerles recuperar la confianza en sí mismos, con métodos poco ortodoxos. Bien sabido es que a coser se aprende cosiendo, y así con todo. La práctica es la clave. ¿Quieres saber ligar? Ligando, no sin calabazas, pero va en el pack. ¿Ser buen amante? Bueno, pues ya sabes...
Valeria no estaba a salvo de los idiotas que fingían necesitar su ayuda cuando lo único que querían era utilizarla cual mujer de la calle. Pero había aprendido, los sabía detectar. Por eso, antes de llevarlos a su casa los obligaba a tener una cita, en un bar que fuese bastante concurrido para evitar problemas. Sólo con eso ya podía saber ante quién estaba, sabía reconocer a la gente con sólo cinco minutos que hablasen con ella.
A simple vista, podía parecer ardua su labor, aunque no se puede generalizar, hay normas básicas que sirven para todo el mundo. Cierto es que con las chicas lo tenía más sencillo, ya que ella era mujer conocía cómo debilitar al oponente. En el caso contrario podía ser más complicado ya que las mujeres son todo un mundo, muy retorcidas. Pero la verdad, el quid de la cuestión no estaba en cómo era la presa a cazar, si no la falta de confianza que residía en ellos. No se necesita ser guapo, sólo tener confianza en uno mismo, es la forma de llegar lejos.

***

Enrique, casi sin aire, consigue llegar hasta ella.
  • Primera norma, no seas desesperado. Y si no puedes evitarlo, al menos, no lo muestres. No hay cosa que más canse a una mujer.
Abre el portal y se dirigen hacia el ascensor. Pulsa el botón. Él contempla el delicado dedo que termina con una perfecta manicura francesa.
  • ¿Tienes novio?
  • Segunda norma, conmigo ni lo intentes. Bueno, no es una regla en sí, simplemente un consejo si de verdad quieres que te ayude.
Suben hasta la cuarta planta. Entra en su piso y desconecta la alarma. Le invita a pasar. Se dirigen al salón, ambientado como un bar. Se sientan en un sofá.
  • Bien, ahora me vas a mostrar cómo actúas. Te irás a la barra y vendrás hacia mí. ¿Cómo ligas?
Él obedece cual perro. Se sienta en un taburete, la mira y sonríe. Se dirige hacia ella.
  • ¿Puedo invitarte a una copa?
  • No.
  • ¡¿No?! ¿No se supone que tienes que ser receptiva?
  • En absoluto, sabes que puedes ser rechazado. Pero la cuestión no es esa. No debes ser tan obvio. Cuando un chico invita a una chica a una copa es porque espera una recompensa por ello. Ellas lo saben y el hecho de que acepten no quiere decir que te vayan a corresponder, simplemente tienen una copa gratis. Nada de tópicos, puedes hacerlo mejor.
  • Perdona, ehm... Tienes, no. Querrías... No, lo siento, no me sale.
  • Tienes que ser original, sorpréndela con algo que no la hayan dicho nunca, o que haya oído siempre, pero de otra manera. ¡Originalidad!
  • Mi físico no ayuda a que me miren siquiera.
  • Olvídate de eso. Es irrelevante. Bueno, a ver, también influye, pero con otros detalles más importantes puedes conquistarlas. Sé simpático, sonríe, que no sé dé cuenta de tus intenciones, que parezca que de verdad estás interesado en ella, debe creer que quieres conocerla. Piensa sobre ello y nos vemos mañana.
Sorprendido la paga. ¿De verdad eso le va a servir? ¿Ya está? Bueno, si ha dicho que se ven mañana será porque falta algo.


Tras marcharse él llega una chica. No tiene inconveniente en invitarlas directamente, son distintas. Principalmente, no se sienten atraídas por ella. Un único consejo es suficiente, son más hábiles.
“Necesitas mentalizarte de quién eres, de tus posibilidades. Saca partido a lo que tienes, resalta tus rasgos, lúcete. Tienes que salir a comerte el mundo, pero también ser consciente de que si no consigues lo que quieres no pasa nada. Lo que cuenta es disfrutar, pasarlo bien, al fin y al cabo, la conquista no es más que un juego. La desesperación pueden olerla y no les gusta, a no ser que estén demasiado borrachos y no distingan o se encuentren en la misma situación. Pero tú no quieres eso, hazte valer y no te conformes con cualquier cosa. Trata de llamar su atención con miradas discretas, sonrisas tímidas, finge indiferencia. Lo mejor para que vaya detrás tuyo un chico es pasar de él, te seguirá si le interesas, te buscará. Deja que se crea que es él quien te ha conquistado, les sube el ego, se esforzarán en llamar tu atención. Recuerda, no te conformes con lo primero que venga, lucha hasta que consigas lo que realmente quieres. No tengas miedo a quedarte sola, no son imprescindibles.”


Al día siguiente, vuelve Enrique. Un poco temeroso, no sabe si lo hará bien. Pero Valeria se muestra receptiva, le felicita por su avance y sus logros. Le da otro consejo: no utilices siempre la misma frase si ves que te funciona, puedes dar con chicas que se conozcan y quedarás como un idiota. Recuerda que debes ser original, saca ideas de dónde sea. Con confianza cualquier cosa te puede servir, sólo cree en ti. Ahora, sedúceme. No nos conocemos y te acercas. ¿Qué me dices?
  • Te propongo un juego, he traído un dado. Dependiendo del número que salga, tendrás que hacer una cosa por mí.
  • ¿Y eso por qué?
  • Porque así se alegra un poco la noche. Estás sentada sola, tus amigas te han dejado aburrirte aquí...
  • No, no puedes criticar a sus amigas, evita eso. Venga, de nuevo.
  • Porque así podemos divertirnos un rato, es algo inocente. - Sonríe.
  • Bien, no está mal. Me tienes intrigada. ¿En qué consiste el juego?
  • Depende del número que salga. Cada uno es una acción. - Lanza el dado.
  • Tres. ¿Qué significa?
  • Me debes una sonrisa.
  • Bien hecho, consigues una sonrisa real, no necesito fingirla. Has establecido buen contacto, consigues llamar la atención y despertar el deseo de seguir jugando.
Tras ello, Enrique está listo para pasar a la penúltima fase. Ella le aconseja en las artes amatorias, desde besos y caricias hasta posturas. Por supuesto, todo es práctica.
Finalmente toca llegar al último punto. Ahora que ya sabe cómo hacer que una mujer tenga un orgasmo sólo necesita un empujón. Le da unas pastillas que tiene que tomar antes de salir de fiesta, le garantizan la noche de éxito. Que vuelva después del fin de semana.
El lunes acude maravillado donde ella, pidiéndole más pastillas, loco con el triunfo de las noches pasadas.
  • De verdad que funcionan, quiero comprarte más.
  • No las necesitas.
  • Sí, sin ellas no podré lograrlo.
  • Claro que sí. En realidad sólo son placebo, te daban seguridad en ti mismo. Estabas convencido de que en la cápsula se encerraba el afrodisíaco para ligar. Gracias a que creías que con ellas lo lograrías...
  • No puede ser - la interrumpe.
Ella le muestra la caja de caramelos donde están las píldoras. Él se queda estupefacto. Lo ha conseguido, él que no era digno de ser mirado, ahora tiene que organizar citas para cumplir con todas.


Valeria está satisfecha con su trabajo. Pocos son los que regresan si no es para darla las gracias, todos alcanzan sus metas. Sin embargo, hay un caso que no pudo resolver. ¿Quién la ayuda a ella?