viernes, 22 de abril de 2011

Ella y Él (capítulo IV)

Ella= Elizabeth
Él= Harrison

Ella no consiguió su propósito. Sucedieron muchas cosas buenas, así que se sentía animada, hasta creía que podía conseguirlo, lo vio cerca. De nuevo, fracasó. Elizabeth nunca aprendería, estaba siempre en la misma situación, era un bucle del que no lograba salir. Otra vez se hallaba deshecha, le había hecho daño. El amor es un asco, tal era su pensamiento.
Normalmente, sólo se “enamoraba” de alguien a quien veía constantemente, cosa que difícilmente se puede catalogar de amor, eran simples caprichos pasajeros, en cuanto desaparecían de su vista quedaban en el olvido. Sin embargo, esta vez no ocurría así. La distancia parecía intensificar el sentimiento. Por eso sufría tanto.
Volvería a intentarlo, cuando algo te hace mal, debes mantenerlo lejos. Sería cobarde, huiría de la dificultad, buscaría el camino más sencillo. Se buscaría a otro, ya llevaba perdiendo mucho tiempo con el mismo. Ahora, tenía un objetivo: encontrar a alguien cercano que la ayudase a olvidar(já, cómo si fuese fácil...) o, al menos, a distraerse.
Lo mejor de todo, en un sentido claramente irónico, es que Harrison era ajeno a todo lo que ocurría.

Él, Harrison, no era ni remotamente consciente de lo que estaba causando, del efecto que tenían sus actos en Elizabeth. Tenía su vida y la joven no formaba parte de ella.


Si Elizabeth alcanzase su nuevo objetivo cambiarían muchas cosas y el “fragmento de una historia futura” podría verse alterado.

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