jueves, 7 de abril de 2011

Algo llamado amor

René estaba junto a su mejor amiga consolándola porque su novio la acababa de dejar.
    • Rebeca, no llores por él que no merece tus lágrimas, te puso los cuernos...
    • Pero es que yo le quería...-dijo entre sollozos.
    • Mira, ¿sabes qué vamos a hacer? Tú y yo nos vamos de fiesta y que le den al cretino de tu ex.
Tardó mucho tiempo en convencerla, pero al final lo logró. No podía entender cómo se podía querer a alguien que causaba tanto daño. A lo mejor es que nunca estuvo realmente enamorada de nadie y por eso no es comprensible para ella.
A las nueve de la noche se fueron a cenar a un local nuevo. El sitio era muy elegante y servían comida de todo el mundo.
    • ¡Madre mía! ¿Quién va a comer eso? Pero mira que nombre tiene...- a Rebeca no le gustaba la idea.
    • Nosotras. No pongas esa cara de asco, tienes que animarte, probar algo distinto, no voy a permitir que hoy te deprimas, ¿vale?
Probaron casi todo lo que había, si no probaron todo fue porque si seguían comiendo corrían el riesgo de explotar. De ahí se fueron de copas.
En el primer bar al que entraron se encontraron de frente con el ex de Rebeca y su nueva novia. René temió por su amiga pero estaba decidida a ignorarlos, por fin se estaba animando. Así que con actitud arrogante pasó frente a ellos y pidió una copa, eso sí, la más fuerte que tuviera, le dijo al camarero. Así pasaron la noche, de bar en bar, bebiendo y bailando. Rebeca parecía alegre, tal vez por el alcohol, pero lo importante era que estaba animada y René se sentía feliz por ella.
A las seis de la mañana cruzaban el umbral de la puerta del piso que compartían. Fue entonces cuando Rebeca se derrumbó, volvió a llorar y no había manera de pararla.
    • Se les veía tan felices y así como restregándomelo por la cara, ¿tú les has visto?- Rebeca estaba acongojada.
    • Olvídalos, a partir de ahora haz como si no existieran...
Se pasó una hora entera llorando y diciendo todo el rato lo mismo. Cuando finalmente se acostaron, casi era la hora de levantarse.
Sonó el despertador y René le hizo callar de un manotazo, lo tiró al suelo. No estaba segura de si había llegado a dormir una hora y se sentía fatal. Menuda resaca, y todo para nada, porque Rebeca seguía deprimida. Se levantó y en el espejo le devolvió la mirada un oso panda. ¿Cómo podía tener tan marcadas las ojeras? Se vistió rápidamente, fue a ver a su amiga, quería comprobar que estuviese bien. En vez de en su habitación se la encontró tirada en el sofá. Al menos, mientras estuviese dormida no se sentiría mal.
No llegó tarde al trabajo, pero su esfuerzo le costó porque la resaca era monumental, se dijo a sí misma que no volvería a salir un viernes de fiesta si al día siguiente tenía turno de mañana. Trabajaba durante el verano en una tienda de ropa.
En el momento de cerrar aparece una chica con una gorra y unas enormes gafas de sol, como si fuera una famosa tratando de camuflarse.
    • ¡Rebeca! ¿Qué haces aquí?
    • Sssh, ¡no grites!- hizo una mueca de fastidio.
    • Veo que no soy la única perjudicada, y eso que tú podías descansar más.
Regresaron a casa, parando primero en el local de la noche anterior que también tenía comida para llevar, así que encargaron algunas cosas que les faltaban de probar. Mientras comían hablaban, eso sí, en voz baja para no molestarse, y Rebeca confesó que en cuanto se despertó tuvo que marcharse de casa porque entrar en su habitación era muy doloroso, por los recuerdos. Tras comer y echarse una siesta para pasar la resaca, se pusieron de limpieza.
    • ¿Estás segura que quieres tirarlo? Luego igual te arrepientes.
    • Me da igual, es mejor así, ¿no crees?
Al acabar se pelearon por quién se ducharía primero y lo acabaron echando a suertes. Como si fueran niñas pequeñas jugaron a piedra, papel o tijera. Tras perder, Rebeca pidió la revancha. No debía ser así, pero René accedió y volvió a ganar. Así hasta seis veces.
    • René, no lo entiendo, ¿por qué tienes que ganar tú siempre?
René la sonrió y se fue a la ducha, se lo explicaría después. Cuando ya estaban en el sofá decidiendo qué película verían mientras cenaban, René le confesó a su amiga:
    • Antes hice trampas...
    • ¿Cómo?
    • Es que lo haces mal, siempre te pones donde el espejo, entonces ya sé lo que vas a sacar...
Se rieron juntas y se pelearon con los cojines hasta que quedaron exhaustas.

Al día siguiente se encontraron con algo que cambiaría su vida: tenían nuevos vecinos.
Rebeca salió a recibirles, sabía que eran jóvenes y a lo mejor la venía bien... Sólo vio a un chico, muy guapo, que estaba parado en la puerta de al lado, la que sería su casa. Ella no tardó en hablar:
    • ¡Hola! ¿Nuevo por aquí? - ella de deshacía en simpatía.
    • Sí, yo soy Cristofer y tú eres...
    • Rebeca.
    • ¡Bonito nombre! Encantado – y le plantó un par de besos.
    • Si necesitas algo, aquí estoy, en la puerta de al lado – le guiñó un ojo. Parecía que ya no perdía el tiempo lamentándose.
No tardó mucho en contarle todo a René, quien se maravilló al ver la pronta recuperación de su amiga. Le picó la curiosidad sobre cómo sería el nuevo vecino y acabó por salir ella también con la intención de presentarse. Aunque ella era más cortada que su amiga y dijo un simple “hola”. El chico que había ahí fuera la miró y giró la cabeza al otro lado, sin siquiera contestar.
Ya en su casa.
    • Se ve que al vecino le gustaste tú porque a mí ni hola me ha dicho, empezamos mal.
    • No puede ser cierto, te juro que era encantador...

No se dieron cuenta de lo que ocurrió. Rebeca se había cruzado con Cristofer, pero René se encontró con Martín, el amigo, evidentemente, no tan agradable.

                                             ♦ ♦ ♦

Cristofer y Martín se habían mudado por fin. Llevaban mucho tiempo pensando en independizarse e irse juntos a vivir, se conocían desde niños. Cuando terminaron de instalarse dijo Cristofer:
    • Lo logramos, por fin...
    • Sí, ahora sólo falta encontrar un buen trabajo.
Charlaron mientras se tomaban sus merecidas cervezas. Hablaron, entre otros temas, de sus vecinas, y se hallaban ante la misma situación que ellas, no se referían a la misma persona.
Al día siguiente, Cristofer decidió tomarle la palabra a Rebeca y llamó a su puerta. Abrió René.
    • Perdona, creo que me he confundido – estaba confuso- ¿no vive aquí Rebeca?
    • Sí, un momento. Pasa si quieres.
Él entró para esperar. Mientras, las amigas hablaban entre ellas y se dieron cuenta del error del día anterior. Ahora Rebeca tenía ganas de saber quién era el otro que tan serio fue con su amiga.
    • ¡Hola! ¿Ya, tan pronto necesitas algo? - dijo divertida.
    • Sí, te tomé la palabra y aquí estoy, ¿dónde hay por aquí un supermercado?
    • Te lo diré con una condición. Quiero un café.
    • Eso está hecho, pero mejor dos, uno para ti y otro para...-mirando a la otra chica.
    • René.
    • Bien, René, que no nos habían presentado.

Tras la indicación y hacer sus compras Cristofer acudió de nuevo a la casa de las chicas, esta vez junto con Martín. Hicieron las presentaciones oportunas y se fueron a una cafetería. Allí estuvieron hablando y René descubrió que Martín no era antipático, sólo un poco tímido, como ella y por eso no la devolvió el saludo.

                                                            ♣ ♣ ♣

Pasado un tiempo, la relación entre los vecinos había mejorado. Quedaban como grupo para salir, se llevaban muy bien. Incluso, se veían en el trabajo. René tenía a Martín, que era quien descargaba las cajas de ropa en el almacén de la tienda en la que ella trabajaba; y Rebeca a Cristofer, que mientras ella estaba de camarera en un restaurante, él era el cocinero.
Cristofer estaba muy enamorado de Rebeca y ella no se daba cuenta, porque a su vez estaba enamorada de Martín, que aunque no tenía el carácter extrovertido y la simpatía de Cristofer había conseguido, sin querer, atraerla con su actitud enigmática. Martín se sentía atraído por René y ésta a su vez también, parecía que empezaba a descubrir lo que era de verdad sentir amor por alguien.
Las chicas se lo contaban todo entre ellas, por eso, René sabía tantas cosas de Martín, porque Rebeca no paraba de hablar de él y cada vez le gustaba más el chico. No le había contado a su amiga lo que sentía porque no quería hacerla daño, ya había sufrido una vez y no sería ella quien la dañara ahora, prefería guardarse lo que sentía y que su amiga fuera feliz, no quería verla mal otra vez.
Una noche salieron juntos de fiesta. Rebeca no podía estar más feliz. Acababa de ver como la actual novia de su ex le ponía los cuernos. Al final, todos los que ponen los cuernos la pagan y acaban siendo cornudos.
    • ¡Esto hay que celebrarlo!
En un momento de la noche, Cristofer se acercó a René y le confesó su amor por Rebeca. Está le explicó la situación pero le prometió que la ayudaría. Más tarde, en el lavabo, mientras se retocaban el maquillaje, René le contó lo ocurrido a su amiga, quien la miró sorprendida porque no se lo esperaba.
    • Al principio tú entraste por casa encantada por Cristofer, ¿qué pasó? Además, con Martín está claro que no tienes avance de ningún tipo es más distante y pierdes el tiempo.
    • ¿Sabes una cosa? Que tienes razón, no voy a volver a sufrir por un tío, le daré una oportunidad a Cristofer.
René se alegró por su amiga. Cuando estaban a punto de salir, Rebeca se volvió hacia su amiga.
    • No es cierto que no haya tenido ningún avance. Mientras tú hablabas con Cristofer yo lo hice con Martín. Sabes que estaba muy eufórica por lo que ví, así que sin pensar fui donde él y le dije lo que sentía. Él se sintió un poco incómodo, ahora veo que también influía lo de su amigo, me dijo que por el momento no estaba interesado en estar con nadie. Supongo que era una manera cortés de rechazarme. Después de eso, que increíblemente no me ha sentado muy mal, será que no le quería tanto como yo pensaba, me estuve fijando en él. En sus ojos puedo ver que sí quiere a alguien y es a ti.
    • Pero...
    • No, por mí no te preocupes. Ahora me doy cuenta de las cosas. Nos conocemos lo suficiente para no necesitar hablar y saber las cosas. Sé que a ti también te gusta él, no sé cómo no lo ví antes, supongo que estaba atontada, pero ahora que lo sé quiero que sepas que yo no tengo ningún problema en que estéis juntos. Es más, te lo debo, ¿cuánto tiempo te llevas callando por mí?
    • Desde que dejé de odiarle me empezó a gustar.
    • De eso hace ya mucho tiempo, yo mostré interés por él mucho más tarde. Al principio estaba enamorada de Cristofer, no sé qué ocurrió.
Al salir del lavabo vieron a los chicos con claros signos de preocupación. Pensaron que las había pasado algo por todo el tiempo que llevaban desparecidas. Cada una se fue a parte con su respectivo chico. En la pista de baile estaban muy juntos Rebeca y Cristofer. En la barra, sin intercambiar palabra, René y Martín. Los bailarines, ya como pareja, era asombrosa la facilidad que tenía Rebeca para modificar sus sentimientos, se acercaron a los bebedores.
    • ¿Qué necesitáis vosotros para saber que estáis hechos el uno para el otro?

                                                              ♠ ♠ ♠

Un año después había una nueva mudanza en el edificio. Cada chica pasó a vivir con su chico. Al principio la convivencia fue más dura de lo que pensaban, aunque primero estuviesen al lado y casi siempre juntos, no era lo mismo que estar conviviendo. Consiguieron amoldarse, cada uno a su respectiva pareja, sólo así podrían durar.
Por motivos de trabajo, Martín tenía que viajar y sólo podía verse con René los fines de semana. Ella lo pasaba muy mal, no soportaba su ausencia, pero la distancia no hacía si no quererle más porque su amor se intensificaba cuando se volvían a ver. Él, por su parte, también se sentía mal pero logró acostumbrarse con el tiempo.
Rebeca y Cristofer también tuvieron sus dificultades, porque ella, como ya había sido engañada una vez, tenía miedo de que la volviera a ocurrir. A pesar del carácter tan abierto y despreocupado de Cristofer, él nunca le sería infiel y le molestaba el hecho de que ella lo pensara.
Todas las relaciones tienen sus problemas, porque no siempre son maravillosas, pero lo bonito está en superar los baches y salir adelante.
                                                         ♥ ♥ ♥

Como dice una frase que encontré en internet,
cuando un amor es verdadero resiste tiempo, distancia y obstáculos.”

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