jueves, 28 de abril de 2011

Atormentada

La oscuridad lo envuelve todo,
al calor de la estufa me asalta un pensamiento:
Felicidad, ¿por qué eres tan escurridiza?
Cuando creo alcanzarte te esfumas,
¿por qué huyes de mí?
¿Acaso mi pesimismo te espanta?

Amor, de ti no me olvido,
¿por qué cuando encuentro al hombre perfecto me lo arrebatas?
Se dice que la perfección no existe,
pero bajo el hechizo de Eros no es así...
¿Qué te hice yo?

Todo son preguntas que no obtienen respuesta.
Tendré que traspasar los límites del tiempo
para llegar al Oráculo de Delfos,
tal vez, hacerle un sacrificio a Apolo
y así, si la Pitonisa tiene un éxtasis profético
hallar solución para mi tormento.

Imposible realizar tal viaje.
Cubierta por el manto nocturno,
asaltada por las dudas,
sin resolver el misterio.
No hay sitio para la claridad,
no en mi infierno.

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