lunes, 2 de mayo de 2011

¿Fácil elección?

Tienes hambre y para que se te pase debes comer. Pero no puedes alimentarte con cualquier cosa, sólo puedes elegir entre dos: un plato de sopa o canapés. Aquí te encuentras con el dilema. Por un lado, prefieres quedarte con la sopa, ya que te encanta y es algo clásico. Pero por el otro, te interesan los canapés, es algo novedoso y sientes curiosidad.
Si realizamos una lista de pros y contras veremos quién gana...
En favor de la sopa diremos que está riquísima, es un plato tradicional, bien conocido, nos alimenta en condiciones, nos aporta muchas cosas. En resumen, muchas posibilidades de ser elegida. En su contra se podría decir que es posible que nos falte de saber alguno de sus ingredientes, y tal vez, esa información sea fundamental. De hecho, esa es la clave que nos decidiría saber si queremos o no la sopa.
Los canapés tienen a su favor su aspecto, se presentan muy agradables a la vista, vemos el ingrediente clave que desconocemos si está o no en la sopa, son algo nuevo. Son apetecibles. En contra de ellos tenemos el hecho de desconocer la mayor parte de los ingredientes, no son comunes, son algo desconocido. Tenemos miedo a elegirlo y que tal vez no nos guste, quedando así sin solucionar nuestro problema y habiendo perdido el fiable plato de sopa.
No por el motivo antes dicho, debemos elegir la sopa sin dudarlo, ya que, repito, no sabemos algo fundamental. Imaginemos que somos hipertensos, ¿lleva sal la sopa? Ése es el problema, no lo sabemos y tememos arriesgarnos. Si así fuera podríamos salir perjudicados. No podemos preguntarle a nadie, estamos solos ante la comida y es evidente que al plato de sopa no le vamos a hablar.
¿Cómo obtendremos la respuesta? ¿Qué hacer en esta situación?

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